No quisiera convertir Tú y yo, contra mundum en un muro de lamentaciones como ya ocurrió hace meses con mi difunta cuenta de Fotolog, pero llevo días sumida en una lucha intestina conmigo misma, en un debate moral interno, y es menester expiar mis faltas de algún modo, si las hubiere. Se trata de la Schadenfreude, acuñación alemana para lo que se entiende como “gozo o alegría por la desgracia ajena”. Una emoción muy compleja y demasiado humana, en tanto que connatural a nuestra condición, a pesar de su aparente inhumanidad. No puedo evitar, sin embargo, que ese sentimiento hasta cierto punto natural de Schadenfreude me conduzca a otro hostigante de Schuld, de culpa o deuda con lo moralmente correcto. La conciencia me interpela y, como si fuera un pop-up, surge la pregunta: ¿Soy una mala persona? Permítanme creer que no.
Lejos de ser rousseauniano (“el buen salvaje”) o hobbesiano (“homo homini lupus”), mi parecer es que todo hombre ordinario –psicopatologías aparte– posee en potencia la capacidad de obrar tanto el bien como el mal. Si bien al nacer existe una predisposición hacia un lado de la balanza u otro, lo cierto es que el contrario jamás desaparece y nuestro entorno se encarga de actualizar, modificar y definir nuestra tendencia potencial al bien o al mal. Y estarán de acuerdo en que determinados sujetos sacan lo peor de cada uno por muy buena persona que se haya considerado hasta el momento. Eso es lo que me sucedió: alguien (llamémosle X) se cruzó en mi camino, se aprovechó de mi buena voluntad (no pretendo elevarme a los altares pero al César lo que es del César) y me devolvió la moneda de la peor forma posible. Ahora X no está atravesando un buen momento, se siente anímicamente desolado (nihil novum sub sole) y yo, aunque no exactamente gozo o alegría, sí siento cierta satisfacción como espectadora en la distancia.
Es difícil establecer la delgada línea que separa la Schadenfreude de la crueldad más despiadada, pero por crueldad entiendo la pérdida de respeto por una persona como ser humano y la recreación mórbida en su sufrimiento. En este sentido, yo respeto a X como ser humano, del mismo modo que no deseo activamente su mal. La Schadenfreude, en cambio, es para mí pasiva y no intencionada, más próxima a un compromiso con la justicia y a un sentido de lealtad con mis creencias y obligaciones morales. Es la satisfacción de comprobar que todo se paga en esta vida (justicia kármica), especialmente el maltrato a quienes intentan procurar el bien de uno. What goes around, comes around.
¿Eso es todo? Puede ser. Quizás esto es sólo un vano intento de racionalizar una emoción que no tiene excusa alguna a fin de aplacar cualquier atisbo de culpa. Reconozco que mi Schadenfreude se basa también en el resentimiento; no soy rencorosa pero hoy por hoy me siento incapaz de perdonar a X. Es la primera vez que me ocurre y me preocupa. No obstante, cada día que transcurre tengo el mayor convencimiento de que no soy precisamente yo quien tiene un problema sino esa persona. No es porque el mundo se haya confabulado para hacerle la puñeta ni porque yo haya deseado que fracase estrepitosamente en todo: X se lo ha buscado con su actitud vital. Qué pena despertar solamente sentimientos adversos y nocivos en los demás, qué pena cargar las propias culpas sobre los otros… No esperes un ego te absolvo a peccatis tuis de nadie si antes no has podido perdonarte a ti mismo. Lo siento, lo siento en el alma, pero donde las dan las toman.
Blanca Gª Manjón
Bravo!
Ja ets més a prop de passar pàgina. I sentir-se culpable? Per què? Si al cap i a la fi això pot ser bo per X, així podrà reflexionar sobre la seva actitud i fer canvis. Jejeje.
By: Clyde on 08/02/2010
at 10:12
Gràcies per comentar 🙂 Sí, és hora de passar pàgina però em temo que això no succeïrà fins que X no faci una mínima mostra de penediment. I, francament, ja puc seure a esperar perquè aquesta persona ni ha après ni aprendrà mai dels seus errors. En fi, continua sent problema seu.
Vagi bé!
By: Blanca Gª Manjón on 08/02/2010
at 23:49
Bones Blanca,
fa uns dies que he descobert el teu bloc i la veritat és que em sembla un lloc fantàstic amb molt de nivell.
D’aquest últim post, només dir-te que l’alemany sempre em meravella per la seva capacitat per captar la naturalesa humana.
Però anant al tema, keine Schuld, pots donar gràcies que la justícia poètica ha fet la seva feina en aquest cas. No sempre és així.
Fins aviat,
By: Aida Heim on 10/02/2010
at 8:47
Mn. Ballarin l’altre dia a el Divendres va dir que perdonar és una cosa que a qui interessa més és a nosaltres, estàs més tranquil. Però és humà desitjar, millor dit, esperar -sense ànsia viva- i fins i tot per justícia que qui la fa la pagui.
Bon text.
By: Criteri on 13/02/2010
at 21:07